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Reyes magos, los recuerdos de una fecha que brilló en la antigua Tarija

Antiguamente Tarija era el lugar donde la celebración de Reyes tomaba mayor importancia que la misma Navidad

Fuente: Danitza Pamela Montaño T/Tarija Conecta

06/01/2023

La Navidad en Tarija siempre fue una de las más hermosas épocas. Las plazas adornadas junto a los principales edificios conjugaron “toda la vida” con el espíritu alegre y familiar de la población chapaca. En el pago son muchas las actividades que destacan en estas fechas, pero una de ellas es la fiesta de Reyes. Los recuerdos de esta fecha se guardan en el corazón, pero mucho de esto aún pervive.


Antiguamente Tarija era el lugar donde la celebración de Reyes tomaba mayor importancia que la misma Navidad. Se cuenta que se celebraba desde antes de manera particular, con adoraciones, chocolatada y trenzadas. Esta práctica se efectuaba tanto en la ciudad como en el campo, y era en esta fecha cuando se entregaban los regalos, pues el 25 de diciembre los tarijeños se concentraban en recordar el nacimiento de Jesús.


Pero en cada fiesta de Reyes no podía faltar las masitas, la aloja, las mistelas y el refresco, que acompañados de la trenzada hacían único este día. En el campo, de acuerdo a escritores tarijeños, la gente esperaba esta fecha al ritmo de las tonadas de la época, acompañadas de violín y bombo, o de quenilla, tambor y bombo, dependiendo de la zona.


También, como parte de la celebración tradicional, los fieles creyentes recorrían la ciudad con sus niños de cera con el objetivo de hacerlos bendecir en las iglesias de sus barrios. La actividad aglutinaba a una gran multitud de niños en sus pesebres o nacimientos, que por lo general eran sacados en procesiones desde la mañana.


Pero sumado a esto, el escritor René Aguilera Fierro revela que la trenzada es probablemente una de las costumbres más antiguas de Tarija que ha acompañado esta fecha y aunque ha ido evolucionando mantiene sus bases ancestrales en cuanto a su riqueza espiritual, colorido y esencia del ritual.


“En la actualidad, se ha modificado un tanto la presentación religiosa, quizás como consecuencia de los artificios plásticos y de la propia electrónica, asimismo, por la idiosincrasia que prevalece en la época. No obstante, se conserva la diversión, ingenuidad en los niños y confraternidad entre ellos”, dice Aguilera Fierro.


En torno al “palo de trenzar”, tomados de una cinta, se rinde culto al Niño Dios, hoy y como lo fue ayer, los pequeños disfrutan viendo y participando de la danza. En estas reuniones se ganan amigos y conocidos. Es un motivo para que los padres de familia acompañen a sus hijos a estos lugares.


Los nacimientos y las adoraciones de Reyes

Antiguamente se acostumbraba instalar los nacimientos en un ambiente de la casa, donde se oraba y se adoraba mediante la expresión de danzas cantadas, las que se conocieron como Villancicos Navideños, ejecutadas por niños y niñas.


Estos arreglos consistían en una humilde cuna de paja, instalada dentro de un establo de madera, en la que velaban al niño Jesús los tres reyes magos, Baltasar, Melchor y Gaspar, María y José, además de varios pastores con sus animales domésticos y salvajes.


También se colocaban frutas como duraznos verdes, uvas, choclos y albahacas. Sobre la cuna, el Niño Jesús observaba en el cielo una áurea estrella con una estela de luz amarilla, posteriormente aparecieron las estrellas de color dorado o plateado a manera de cometas.


Los nacimientos en su mayoría estaban dedicados a las adoraciones que se daban en Reyes, cuyos horarios variaban, pero generalmente se iniciaban por la tarde, a fin de aprovechar la luz del día, luego se hizo extensivo a horas de la noche, lo que se combinaba con las trenzadas. “El espectáculo era siempre el mismo, el guitoneo de las trenzas y las filas de los chicos y chicas a fin de reservarse un espacio en el ruedo”, detalla el escritor René Aguilera Fierro.


Los esfuerzos para conservar la fiesta

En los tiempos actuales se han hecho muchos esfuerzos por mantener viva la tradición, tal es el caso de David Budia y su esposa, quienes organizaban tradicionalmente una adoración y trenzada par Reyes Magos en la calle Cochabamba del barrio San Roque. “Se iba y se volvía adorando de la misa, se entraba a su casa y ahí se trenzaba, luego se daba chocolate, masitas, aloja o refrescos como antes lo hacían sus padres”, dijo


En otro esfuerzo y como parte de sus actividades de preservación, el Cumpa Mico, visitaba diferentes comunidades y en ese trayecto, observaba que, en ciertos lugares, las costumbres se conservan más que en otras.


Detalló que Entre Ríos es uno de los pocos lugares donde la celebración navideña se conserva “intacta” a pesar de la modernidad. También mencionó la comunidad de La Ventolera, donde aún los niños trenzan y adoran bajando de los cerros, llevando ofrendas de macetas con flores, trigo o adornos, para luego compartir una comida común.


En Tomayapo, adoran con violín y bombo, a diferencia del resto del valle tarijeño, donde es con quenilla, tambor y bombo.





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