11/09/2022
En el que iba a ser el último día de su vida, Anakin Pedro Tancara se despertó de buen humor. Su padre lo dejó dormir hasta tarde porque en la víspera el joven había trabajado en “la 16”, como todos los domingos, y se había trasnochado preparando un examen.
Ese lunes no almorzaron juntos, se reencontraron al atardecer, en su casa. Anakin intentaba sin éxito imprimir unas hojas. Estaba apurado. “Se fue corriendo al internet para imprimir su examen porque la compu no funcionaba. Cuando él ya estaba en la puerta le reclamé: ¿Y mi beso?”. Milton Tancara no volvió a ver a su primogénito con vida.
El cuerpo de Anakin Pedro Tancara Suárez -estudiante de Derecho en la UPEA, 22 años- fue encontrado la madrugada del 1 de septiembre de 2021, desmembrado en un acto de violencia inconcebible. Su exnovia Luz Maya Rubí Peralta Huayhua y la actual pareja de ésta, Álvaro Roberto Salinas, fueron condenados el viernes a 30 años de carcel por el asesinato del joven.
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Al norte del norte de la ciudad de El Alto está la zona Bella Vista. La mañana del 1 de septiembre de 2021, los vecinos despertaron alarmados por peleas de perros callejeros más escandalosas que las habituales.
Cuando lograron alejar a la jauría, verificaron que peleaban por devorar algo envuelto en una bolsa negra. Creyeron que era el cadáver de algún animal; pero evidenciaron espantados que era una pierna humana.
“Son cinco partes que se ha podido hallar, aún falta el tronco. La Policía está realizando un trabajo minucioso para encontrar las demás partes del cuerpo”, informó ese mediodía el director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) de El Alto, Limbert Coca.
La cabeza apareció antes de las 13:00 de ese lunes. Para entonces, aún se buscaba el torso y también la identidad de la víctima.
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Juntos, de arriba abajo y de abajo arriba, así andaban los Tancara. Milton (el papá) junto a Anakin y Miguel (los hijos) eran un trío inseparable desde que la madre de los chicos se fue. Anakin tenía entonces cinco años y su hermanito, dos. Milton crió a los niños con la ayuda de abuelos y tíos, en El Alto, mientras trabajaba a doble turno como músico y profesor
“Con mi Ani íbamos a todo lado – a la cancha, al cine- era mi compañero desde chiquito”, dice y su mirada se pierde en un punto fijo como si traspasando la materia hallara respuestas.
A Anakin le gustaba su nombre de caballero Jedi. Desde pequeño vio La Guerra de las Galaxias y pronto fue tan fanático de la saga como su padre. “Fue un niño tranquilito, sano, deportista, buen alumno”. Salió bachiller del colegio Miguel Brown de El Alto y para entonces ya tocaba la guitarra en una orquesta. Había heredado el talento musical con una voz “linda” de yapa.
Amante de los animales y activista en redes sociales, Anakin era también deportista y ganó varias medallas, entre ellas una en la XIII Media Maratón Internacional Power 21 kilómetros.
Ingresó a la carrera de Derecho de la Universidad Pública de El Alto (UPEA) en 2019. “No le gustaban las injusticias, él quería ser abogado para defender a la gente pobre”. Entre sus compañeros había uno muy conocido: su padre. “Yo siempre había querido terminar una carrera, entonces hemos dicho aprovecharemos y me inscribí”, dice Milton.
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Anakin y Luz se conocieron en la universidad. En dos años, de compañeros pasaron a ser amigos y de allí novios. Compartían además de la carrera, el gusto por el manga japonés. Se esmeraban en sus looks, ella gótica, indie él. Y por un tiempo fueron dirigentes de la FUL.
“Anakin y Luz eran la pareja del curso”, cuenta una compañera de ambos a condición de no dar su nombre. “Él le daba sus gustos; siempre estaba pendiente de ella”, recuerda.
Esos días felices se han congelado en las fotos que la pareja intercambiaba. “¡Hermosa! Lo único que se asemejaría a tu belleza sería tu reflejo en el espejo”, le escribió él en Facebook en septiembre de 2020 y obtuvo a cambio un dibujito de corazón.
Milton sabía que su hijo estaba enamorado y como lo veía feliz no se preocupaba. Pronto alertarían las señales: Anakin discutía con Luz, estaba inquieto, no era el de siempre.
“Esos carnavales ha regresado a la casa todo arañado, en la cara y en los brazos. Hijo, le he dicho, tú eres mayor de edad, pero si una mujer te está agrediendo no puede ser buena”. Anakin no dijo nada, pero empezó a alejarse de Luz. “Parecía que él era el más camote; pero cuando han terminado ella ha sufrido, con su grupito se k’aikeaba”, comenta la compañera de la “U”. Frunce el ceño cuando añade: “Pero no le ha durado mucho”.
Después de la ruptura, Luz seguía buscando a Anakin. Según Milton, ella “no lo dejaba en paz”: mandaba mensajes, llamaba a altas horas de la noche e incluso se apostaba en el trabajo del joven, una tienda de celulares de la Feria 16 de Julio. Él contestaba, volvía a ceder.
Luz Maya Rubí Peralta Huayhua nació en El Alto hace 21 años. Pronto su familia se disolvió; ella vivía con su madre, aunque mantenía contacto con su padre, un abogado.
Menuda y coqueta, a Luz le gustaba transformarse, de pelirroja pasó a morena y de morena a rubia registrando sus cambios en fotografías, en algunas de las cuales posa con Anakin. En su cuenta de Facebook, bajo el nombre de Lilith Paxhet, los memes góticos y oscuros conviven con frases tristes sobre el amor. En su presentación, Luz/Lilith puso un mensaje rubricado por su foto: “Si te odian sin ningún motivo, dales alguno para hacerlo”.
Aunque su aspecto frágil no lo delatara, estaba acostumbrada a llevar la batuta y dividía las aguas de su entorno: o la querían y la seguían o la rechazaban y se alejaban. “No era mi amiga”, responde lacónica la compañera y dice mucho más lo que calla.
“Luz Maya tiene carácter fuerte. Es una alfa”, define Ramiro Carrillo desde su oficina en la calle Sagárnaga. Es abogado de larga experiencia, palabra fluida y casos polémicos; entre sus defendidos se cuentan la madre y la hermana de Richard Choque (procesado por feminicidio serial) y, desde hace unos meses, Luz Maya Peralta.
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Estuvo inquieto desde que Anakin salió de la casa. Milton Tancara sabía que su hijo se vería después de clases con Luz, pero esperaba que lo llame como siempre. A las 0:29 del martes 31 de agosto de 2021 recibió el último mensaje. Le decía que llegaría tarde, que no lo espere.
“Un padre presiente, yo tenía algo que me apretaba el pecho”, recuerda don Milton frente a una taza de mate que se enfría. Su angustia fue mayor cuando, tras dar pestañazo, confirmó que Anakin no había regresado y ya brillaba el sol. “Él no era así”.
Preocupado, fue al retén policial de su zona, Villa Tunari, pero allí le informaron que debía ir a Tránsito, en la Ceja, para reportar a una persona desaparecida. No habían pasado 48 horas por lo que no se recibiría su caso.
A mediodía fue a la UPEA y habló con los compañeros de su hijo: “El Anakin no aparece, si saben algo, por favor, avisen”. A su teléfono llegaron varios mensajes y todos coincidían: Averigüe con los de la Familia Pool.
Había pasado el mediodía, el teléfono estaba apagado, ninguna noticia. A las 14:00, Milton Tancara llamó a Luz Maya. “Yo no sé nada. Esto me está perjudicando, espero que se aclare”, respondió la joven.
Esa tarde Milton recorrió hospitales. Su temor era que Anakin hubiese sido atracado o sufrido un accidente. Del Hospital del Norte al San Salvador; del Holandés al del Sur. Y nada.
A las 17:00 volvió a comunicarse con la exenamorada de su hijo. Esta vez molesta, le dijo que la noche anterior se había atrasado a la cita con Anakin en un café internet y que cuando llegó, él ya no estaba.
Esa noche, Milton Tancara, averiguó la dirección de Luz Maya y allí se dirigió. Nadie le abrió la puerta. Desesperado gritó en plena calle: “¡Ani!, ¡Ani! ¿Qué te están haciendo?”.
Salieron los vecinos justo cuando llegaba la madre de Luz. Nunca antes la había visto. “Conozco a tu hijo, siempre viene, pero esta vez no ha venido. Ellos ya son grandes, no me puedo meter, déjales”, le dijo.
Sin respuestas, el padre volvió a su casa, y a los 45 minutos recibió una llamada. Era la madre de Luz, al fondo se escuchaban susurros. “Me dijo lo mismo que su hija: que no vio a mi hijo y que no diga que eran enamorados... Eran mentiras”, lo sabe ahora.
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Álvaro Roberto Salinas es el novio de Luz Maya. Tiene 23 años y era estudiante de cocina hasta la noche del 30 de agosto.
Lo poco que se sabe de este hombre alto y moreno ha sido revelado por el informe psicológico al que fue sometido después de la muerte de Anakin. Viene de una familia desintegrada. Siendo adolescente se fue a vivir con su padre, quien estaba casado con una veinteañera en el norte paceño. “Álvaro se metió con la madrastra, fueron pareja. Su padre descubrió eso, lo agarró a golpes y lo botó de su hogar”, contó el criminólogo Emilio Viscarra. Fue él quien analizó a Salinas y a su novia.
De regreso a El Alto, Álvaro terminó el colegio, ingresó a la escuela de cocina y comenzó su relación con Luz Maya. Pero la sombra de Anakin seguía ahí.
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La Familia de Pool se formó en la universidad con cinco integrantes. “A todo lado andaban juntos, hacían los trabajos y eran raritos”. Y es que la unión de chicos góticos, con un expolicía y una madre de cinco hijos resultaba extraña para muchos.
La Familia de Pool era la fortaleza de Luz Maya y ella, su voz líder. En el grupo estaba un exnovio suyo, además de Anakin. Luego se sumaría Álvaro.
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La mañana del 1 de septiembre, Milton Tancara estaba en la Policía a primera hora. Presentó la denuncia por la desaparición de su hijo y volvió a su búsqueda en hospitales. Pasadas las 13:00 recibió una llamada, le pedían volver a las oficinas del verde olivo en Ciudad Satélite.
“Llegué con una angustia que no me dejaba respirar. Y fue peor cuando me hicieron pasar a un despacho y me trajeron agua”, recuerda. Afuera, el jefe de Homicidios de El Alto, Carlos Patzi, declaraba a los periodistas: “Se ha identificado a la víctima de descuartizamiento reportado en la zona Bella Vista. Estamos buscando a los familiares para tener más datos”
Tancara lo escuchó y no pensó, ni por un momento, que el caso tuviera relación con su hijo. Poco después, el jefe policial le pidió fortaleza y le mostró una foto en su celular. Milton sintió que un dolor inmenso le quemaba el pecho, quiso retroceder el tiempo, morir. Frente a sus ojos, dentro de una bolsa, estaba la cabeza de Anakin.
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El informe policial refiere que Anakin y Luz se encontraron en Río Seco la noche del 30 de agosto. Fueron a la casa que ella y su madre alquilaban en el sector Los Lotes. En la habitación de la joven consumieron bebidas alcohólicas. Después llegó Álvaro.
Pasó algo, que la Policía supone fue una pelea, que detonó el horror. Luz Maya tomó un cuchillo y apuñaló dos veces a Anakin. Álvaro le asestó un tercer corte en el cuello; pero él aún luchaba por su vida.
“Las lesiones que se presentan en su humanidad no son sólo de agresión, sino de defensa, lo que significa que el cuerpo fue mutilado aún estando con vida”, informó dos días después el entonces comandante general de la Policía, Jhonny Aguilera, en conferencia de prensa.
En bolsas negras repartieron las partes del cadáver, que habían cortado por turnos. Con el cuerpo a cuestas contrataron un taxi rumbo a Bella Vista.
-¿Qué están llevando, joven? Fuerte huele.
- Chancho es, vamos a venderlo, maestro.
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Antes de las 15:00 del miércoles 1 de septiembre, la Policía ingresó a la casa de Luz Maya con una orden de allanamiento. La habitación de la joven guardaba un secreto terrible. Envuelto en frazadas y dentro de un cesto estaba el torso de Anakin.
Luz Maya Peralta fue detenida. “Ella se encontraba aparentemente bajo los efectos de alguna sustancia. Indicaba que habrían sido demonios de negro que habrían victimado a Anakin. (...) No es un dato creíble”, dice el informe de la investigación.
Dentro de un vehículo policial, Milton Tancara esperaba. Ahora tiene recuerdos borrosos de esos momentos: pena, honda pena, que se transformaba en rabia, la imagen de Anakin pequeñito, las fotos de su cuerpo cercenado y una pregunta: ¿Por qué?
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Durante 10 horas, el criminólogo Emilio Viscarra realizó la evaluación psicológica de Luz Maya y Álvaro tras su detención y diagnosticó un perfil psicópata en ambos .
El jueves 2 de septiembre de 2001, la Policía presentó a los acusados. Luz Maya no levantó la mirada del piso; Álvaro hizo extraños gestos con las manos.
Álvaro Salinas fue enviado al penal de Chonchocoro y Luz Maya Peralta, a la cárcel de Miraflores. A la audiencia no asistió ningún familiar de los imputados que se acogieron al silencio. Era el inicio de una batalla judicial que se extiendió por un año y nueve días.
Por la tarde, Anakin Tancara era enterrado en el cementerio de Mercedario de El Alto. Familiares y amigos portaban carteles: “¡Justicia! Hoy es Anakin, mañana puede ser tu hijo”.
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El 9 de septiembre, el Tribunal Tercero de Sentencia de El Alto condenó a 30 años de cárcel a Luz Maya Peralta y a Álvaro Salinas por el asesinato de Anakin Tancara. Ayer, don Milton fue al cementerio a “hablar” con su hijo. “Le conté, aunque él ya sabe - dice-. A mí nada me va a devolver la vida de mi Ani, pero él ya puede descansar en paz...”.
Y por un momento su mirada se ilumina: “¿Sabe? No hay día que no siga esperando ese último beso que mi Ani no me dio”.
La versión completa de esta crónica fue publicada en el libro “Desalmados” de Página Siete.
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